A las puertas de tu hogar

Fue una tarde increíble hoy en la tierra. Había una casa pintada de color verde limón y las ventanas de su balcón se abrían por el viento y sus cortinas se mecían de un lado a otro con el mismo descontrol que tus cabellos se entregan al mar.

Bajé a echar un vistazo...lo de siempre. Pero más abajo estaba el infierno y no me asuste en pensar que para allá iba. Prendí un cigarro para amortiguar mis pasos... eso siempre me ha resultado. Lo fumé lentamente y disfruté cada calada como si fuese la última.

Seguí bajando...bajé y bajé... hasta que ya no pude bajar más y si lo seguí haciendo, pues ya no me daba ni cuenta. Como que siempre uno imagina las puertas del cielo, pero que hay de las del infierno? Alguna vez las has imaginado? nadie ocupa sus pensamientos en ello, y yo no fui la excepción, no. Son ellas las que merecían mi desvelo, pero nunca podré comparar esas puertas con ninguna otra.

No había fuego... ni llamas... menos cenizas. No habían lamentos de personas ni rostros a maltraer. No se paseaban de un lado a otro seres horrendos ni se encontraban gestos de odio o rencor. No se oían llantos ni ruegos ni suplicas. No sentí olor a azufre.

Bien se podría creer que estaba en el reino del mismísimo Don Sata, en su burdel vip, o en el lugar donde le alababan e idolatraban... pero no intenté reconocer el lugar por las nombradas cosas que no eran, pero lo reconocí...Ese era el mismísimo Infierno. "Nada mal" pensé.

Donde estarán los maquiavélicos Bernardo O'Higgins, Augusto Pinochet, Dante, y tantos otros seres que de seguro que estarían aquí?? Ni rastros... pero a falta de pan... me encontré con Aqueronte, con un par de perros y gatos negros y unas cuantas ráfagas de calor asfixiantes. Renuncié a sus ojos malignos de muerte, pero no pude renunciar a los escabrosos síntomas de escalofríos que se apoderaban de mi espalda.

Pensé entonces... Si el infierno no es taaaan infierno... será que el paraíso, tampoco sea tal?? Cresta, se me puso la piel de gallina!!

Y seguía corriendo la brisa... y yo seguía disfrutando las caladas de mi cigarrillo. Pensé en un millón de cosas, y un millón de cosas fueron las que olvidé... y volví a pensar, para volver a olvidar. Que sensación más exquisita...cada pensamiento tenía el sabor del primero, justo al revés de mi cigarrillo.. Quizás solo fué un pensamiento que se repetía continuamente, quizás no. Nacía así otro pensamiento, y así mismo volvía a morir.

Me hallé ahí sin un nombre y sin un pasado... sin un cuerpo y sin un futuro. Nada corría en relación a lo que antes le llamé tiempo. Yo solo era una turista en aquella soledad infinita y aniquilante

Un día me fue simple comprender lo terrestre puertas adentro del cementerio; nunca hubiera imaginado que fuera justo eso lo que hiciera tan complejo reconocerme en aquel sitio puertas afuera de lo terrestre.

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Reproductor De Windows Media: HOTEL CALIFORNIA -eagles-

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