sábado, 28 de julio de 2007

Desgarrada


Vientres atascados claman detrás de tu puerta

Que se matizan de sombrío tonos cuando hay fuliginosos paraísos,

y cuando el paraíso es cubierto brotan vientres extintos.

Es aquí en donde permuto mi vida por fallecimiento y dolor.


Emergen bocanadas azabaches de una cocina muerta

en donde se alojan esclavos de vidas inútiles

Mientras en los ojos de la muerte se duda el destino

Las paredes se vienen encima, como queriendo rasgar sus cuerpos.


El señor de negras vestimentas es respetado

A su paso, todo se marchita, y la luz no vuelve a asomar

El olor de su piel es nauseabunda, y sus ojos, malévolos

Cuando camina junto al río, los peces comienzan a flotar.


Todos le temen y el sueño no les gana

A distintas horas de la madrugada despiertan los esclavos

Aclaman por ayuda, por vida, por que sus cuerpos no sean rasgados también

Aclaman incesantemente, pero no es suficiente, todos le pertenecemos a él.


Cuando cae la noche, los esclavos le cantan

Le cantan himnos de dolor y temor

Aumentan su ego, sus ganas de invadir los cuerpos

Cuando cae la noche, todo se vuelve dolor.


Mis oídos no están abiertos, ni tu boca cerrada

el señor de las negras túnica a llegado por mí

Tus clemencias no valen de nada

Seguiré escuchando nuestra melodía hasta el fin.