Vientres atascados claman detrás de tu puerta
Que se matizan de sombrío tonos cuando hay fuliginosos paraísos,
y cuando el paraíso es cubierto brotan vientres extintos.
Es aquí en donde permuto mi vida por fallecimiento y dolor.
Emergen bocanadas azabaches de una cocina muerta
en donde se alojan esclavos de vidas inútiles
Mientras en los ojos de la muerte se duda el destino
Las paredes se vienen encima, como queriendo rasgar sus cuerpos.
El señor de negras vestimentas es respetado
A su paso, todo se marchita, y la luz no vuelve a asomar
El olor de su piel es nauseabunda, y sus ojos, malévolos
Cuando camina junto al río, los peces comienzan a flotar.
Todos le temen y el sueño no les gana
A distintas horas de la madrugada despiertan los esclavos
Aclaman por ayuda, por vida, por que sus cuerpos no sean rasgados también
Aclaman incesantemente, pero no es suficiente, todos le pertenecemos a él.
Cuando cae la noche, los esclavos le cantan
Le cantan himnos de dolor y temor
Aumentan su ego, sus ganas de invadir los cuerpos
Cuando cae la noche, todo se vuelve dolor.
Mis oídos no están abiertos, ni tu boca cerrada
el señor de las negras túnica a llegado por mí
Tus clemencias no valen de nada
Seguiré escuchando nuestra melodía hasta el fin.